jueves, 1 de diciembre de 2011

10/11/11.- En Bacaramanga hacer cada uno lo que le viene en gana es premisa. Antes de emprender aquello que desean se paran delante, lo miran, lo estudian como si hubiese que pasar un examen y le ponen una apreciación. Si la nota es alta, no se lo piensan dos veces; ahora bien si no tiene trazas de ser exitosa puede ser que lo dejen para otro día o vayan a pedir consejo al vecino. A veces puedes ver unas cuantas personas mirando un querer, que nunca es un imposible, solo un sencillo “vamos a pensar”. Se han dado casos fundando una nueva plaza con jardín y robustos arboles para la sombra; zona infantil y barbacoa. Que no es cosa de querer y no poder.







11/11/11.- A Bacaramanga le salen setas por los rincones. No es que la humedad se haya instalado y que la locura este invadiendo este bello lugar, no. Aquí a la que llegando está el invierno salen estas pequeñas formas que ellas mismas se sienten mensajeras y cena para una noche de vientos. Son los recuerdos que el tiempo no puede borrar. A veces simples propósitos para un buen día que no llega nunca; otras, instantes que quisiéramos perpetuar. Siempre importantes, en reserva y mejorando. Las setas emergen dignas por doquier y brillan. Te acercas, lees el mensaje y al tiempo se van. Curiosamente solo lees aquello que te pertenece, en compañía de la soledad, que amiga es de los pensamientos ocultos y las ideas confusas. Puedes ir recogiendo las leídas, sobre todo aquellas que la importancia dejo borrosas y preparar un revuelto que puede ser te solucione la vida.






14/11/11.- En Bacaramanga tanto si lo que pasa o pasó es causa de la acción de alguien nunca se escuchará un: “He sido yo”. Nadie nunca hizo cosa alguna para causar otra cosa que no sea el bien. Incluso si se entendieron mal las instrucciones el resultado es tomado como variante que provee de nuevos recursos a las actividades. Aun sabiendo que el Sol se despistó y salió por la noche…Aun el Viento que en sus correrías voló con las cuartillas y se desordenaron…O los despistados que no encuentran su sitio…Y es que vivir de por si es toda una experiencia a la que sacarle provecho. ¿Dirá el nogal que son suyas las nueces que ruedan hasta los pies del manzano? Jamás. Algunos creen que las nueces son los pequeños cerebros de las manzanas. Y eso, está bien pensado.






15/11/11.- En Bacaramanga hay ocasiones en que tienes que adivinar el devenir. Aguantas la respiración y escuchas. El sonido juega contigo. Como en una distracción la Certeza rondará a la Duda. El mar confunde al viento y usa paraguas. El sol cosquillea los carrillos de las flores y dan frutos pequeñitos que se esconden bajo el rocío. Pensaras que llovieron caramelos…es celofán que suena a mojado. La lluvia toca el tambor y bailando baja al piano que se escucha encima de una tarta de chocolate. Ellas, la Certeza y la Duda se amaron por un instante y todos sentimos una angustia feliz que nos hizo pensar en el fin.


16/11/11.- En Bacaramanga se han reunido para afianzar los nombres. Hubo un tiempo en que miraban a su alrededor y cuando querían contar lo visto les faltaba esa palabra única que identifica. Uno decía: “He ido al sitio verde y he visto un…que vuela y canta a la vez…con el pico rojo y ojillos simpáticos…” Y los demás se hacían a la idea. Claro que este modo de contar las cosas se hacía larguísimo y a veces en la escucha se perdían la merienda. Juntaron a todos. Los que vuelan o corren y los que se agarran a la tierra. Salió a la luz lo que hay debajo de las piedras y lo que se esconde detrás de las nubes. Cada uno pensó como quería llamarse y se pasaron unos cuantos días en esto. Por lo menos cinco años estuvieron con los nombres resaltando en los pechos. Ahora parece que nacieron con la identidad puesta. Si quieren cambiarlo solo tienen que editar de nuevo los pechos. Se reunieron para felicitarse por esta gran idea y muchos se innovaran antes de morir.


17/11/11.- En Bacaramanga los relojes no marcan el tiempo común. Solo signan la calidad de un instante. Marcan el lapso necesario para pedir un abrazo; el justo para darlo. Constatan el espacio que hay entre una pregunta difícil y una respuesta acertada o el sentimiento que se tiene al pedir y el júbilo al ofrecer. Como en todas partes hay uno grande, orondo y singular que solo se lo pone el sol los domingos y que marca el tiempo en que todos se sienten bien. Va despacio y contando cada microsegundo porque la felicidad es aquí lo más necesario. Lo lento que suele ir es causado, a veces, por ese “pararse y mirarse” que usan algunos para reseñar su vida. Es, sin duda el reloj más sentido y celebrado; porque un avance es un llegar al destino, incluso no sabiendo donde está la meta.


18/11/11.- Un día llego una visita a Bacaramanga. Todos preguntaban a ver quien le había invitado y las respuestas que ante la duda callan, silbaban. No traía ni una mala bolsa de intención; vestía ropas de esas que valen para una primavera o una fiesta de escarabajos de tanta pelotilla que portaban. Miraba con los ojos guiños como si esto dejase ver otra dimensión o sirviese para leer unos indicadores que no existen. El cuerpo era blando, se sustentaba a base de interrogantes y a poco balanceaba con las miradas. Si hubiese estado lleno de respuestas no lo mueven ni las olas. Era un buscador cualquiera, esos que desean resolver sus incógnitas a base de las verdades ajenas. Lo curioso es que fue deshaciéndose a medida que cavilaba, porque las preguntas que no se portan bien, no sirven ni para sujetar deseos.


19/11/11.- En Bacaramanga el esfuerzo se mide como se mide la potencia de un rayo en la tormenta. Estos, los rayos, transportan avisos de un punto a otro y según sea su potencia así será la recepción. Si son flojos llegará un folio; si fuertes pueden hacer presente una enciclopedia. Los que más se usan son los suaves y pequeños que se pueden guardar en casa para gastarlos cuando quieras. Los botes son luminosos y se confunden con los de los esfuerzos. No todos los haceres tienen esfuerzos luminiscentes. Los habituales solo relucen la sonrisa y se guardan en el recuerdo de la sensación. Los otros, los grandes esfuerzos creados por uno o un grupo provocan una luminosidad espectacular. Siendo algo pastosa se puede trocear y guardar en tarros. Los colores dependerán de las situaciones; también la música de fondo que producen. Se usa cuando hay necesidad.






21/11/11.- En Bacaramanga a veces no aparece un Hurgar. Si llegase se levantarían al verlo y en el abrazo la voz se soltaría: No te conozco pero entraras en mi vida como la primera gota de agua. Y siendo un secreto pensarán contarlo a todos; porque los secretos no son como el amor. Se cruzan en tu vida un hurgando cualquiera y es en la punta de los dedos donde los guardas. Por eso tienen esa manía de hacer que todo parezca un tambor. El sonido que se repite no sabe traducirlo. Cambian de posturas por si en acomodándose encuentran su sitio y cuando por fin se ha aposentado es fácil que cambien de instrumento. Si se siente guitarra andará por entre las cuerdas; si piano se deslizará hasta componerte la vida. Hay que tener cuidado, no sea que en el juego ambos tres, el Hurgar, el Secreto y el Deseo se rompan.






22/11/11.- En Bacaramanga hace muchos años que usan el mirar más lejos como un juego del descubrir. No es motivo de engaño que se les nuble el razonar; ni es causa de pena que algunas ideas sean oscuras. Todo forma parte del aprender y es una alegría que esto dure por siempre. Comienza la diversión al despertar; tienen que adivinar en cuál de los mundos están, incluso se puede escoger campo. Las teorías sirven para ajustar los tiempos y las reglas para ordenarlos, siempre dependiendo de lo animoso que se levante uno. Los desordenados desayunan la merienda y tienen la sensación de regresar cuando aún no han salido. Sus ideas son más luminosas, pero solo para que ellos las puedan ver y tener en cuenta. La vida es decorada por plantas y pueden recrearse en el jardín o comérselo. Las ideas prietas son las que mejor se aprecian si te aúpa alguien que te quiere, se hace todo tan fácil que no se quieren bajar.


23/11/11.- Llueve en Bacaramanga y al compás de las gotas saltan hasta las casas. Las tejas que son previsoras se inflaron por si tienen que salir nadando y los Alirones siguen animando. Aquí las casas a fuerza de ser ellas necesarias se han ido consolidando y se decoran a sí mismas. No solo escogen cada día el mejor sitio para estar, también el color o la forma. Los Alirones andaban tristes. Nacen sin memoria y no saben quiénes son sus padres; por esto se pegan a modo de impronta a todo lo que se menea. De niños animan las cosas más tontas pero a medida que van creciendo se definen y pueden llegar a tener un valor incalculable. Lo saben y no desean hacer distingos; por esto se hicieron amigos de las casas y ahora son los encargados de velar por la sobrante agua y el exceso de ánimo que lanzan a todo el mundo. Salir de casa es una experiencia que se podría repetir salvo por el trabajo que da. Nunca sabes donde la encontraras y en mirando una por una, los Alirones no paran de animar.






24/11/11.- En Bacaramanga andan mirando al infinito horizonte, tan lejano que parece hasta que un día se acerca y quiere ser tu amigo. No se habían dado cuenta del porque siempre anda tan lejano. Allí se presentó en la plaza como si nunca se hubiese ido y todos se quedaron sin saber que decir. Es esta la causa de que siempre ande lejos. Provoca la pérdida del habla. Las Prisas que siempre andan corriendo de tanto llegar a ningún sitio acaban a su lado y con ellas tiene confianza. Lo miraban curiosos, incluso los niños pasaban sus dedos por la recta silueta. Alguien puso música. Las notas relajaron el ambiente. Se esforzaban y de sus bocas solo salían tildes y signos que se mezclaban sin significado. Triste se volvió por donde había venido. De vez en cuando estiran un dedo y siguen su línea; el siente la caricia y se curva un poco.






26/11/11.- En Bacaramanga andan despistados. El mundo de buena mañana esta tan claro, que no pueden remediar tirarse a él, como quien se sube a un tobogán. Aquí estos altos y tortuosos trastos solo los usan los atrevidos. Muy atrevidos. Mira la escalera, es tan alta que pareciese se inclina; sube despacio, pensando en el cambio que tiene el aire con las alturas. Las vistas son tremendas y retiene cada una en la memoria para luego poder contarlo. Es curioso que la meta esta abajo y no arriba. Allí, solo, se encuentra en un reducido espacio personal, donde todo se ve de otra manera; piensa con intensidad. El dilema tiene un color escurridizo; la sensación está caliente y siente que el seguir es importante. Duda y esto le da empuje. Podría retroceder y siempre quedaría el recuerdo pero no lo hace. Los que miran no importan. Si empieza es un no parar. La chirristra es suave y la velocidad, de vértigo. Ha durado tan poco que tendrá que meditar las sensaciones. Los niños en su ceguera volverán a intentarlo, una y otra vez.






27/11/11 .- Un día llegó a Bacaramanga una gota fresquita. Se deslizaba de hoja en hoja, saltaba de un pétalo a una brizna de polvo canturreando. Se detenía al ver un quehacer y sonreía sintiendo las risas de los que juegan. Se mezcló con el sudor del que se esfuerza y con la lágrima del emocionado y sintió el calor. Es reportera de la prensa mojada y ahora en su propio charco escribe para los húmedos y les cuenta que hay un lugar donde la vieja vida se detiene a desayunar y los que allí viven le piden consejo. Parece ser que la Esperanza no les abandonó. Pasea sentada en una calesa tirada por el Entusiasmo. Termina la crónica deseando que esta buena vida dure por muchos años y ánima a las aguas a regar tanta benevolencia con prudencia que cuando se juntan, las muy osadas, hacen turbión y aunque canten bonito, no saben parar.






29/11/11.- En Bacaramanga felices están. Cuando los sueños se marchan a dormir ellos se levantan estirando del hilo para ver como terminan los inconclusos. Calzan zapatillas de andar por entre los gustos y salen a ver el sol. Se estiran mucho, tanto que a veces crecen un poquito. Lo suyo es otear el suelo. Las plantas saludan, los gusanos bailan y las gallinas hacen gestos para que encuentres un huevo para desayunar. Uno se dio cuenta de que ellas, siempre generosas andaban buscando lugar y construyo un gallinero. Es caliente y luminoso con grandes espacios para la charla y el vermú. Enseguida todos se dieron prisa por visitarlo y ahora allí se llegan de buena mañana, de buena tarde o mejor noche. Las plumosas tienen preparada una coreografía. Solo se saben una canción y con ella la bienvenida dan. Si de hilar sueños o juntar vecinos se trata, aquí siempre saben qué hacer. Hasta las gallinas soñaron que una casa tenían y en ella todos venían a incubar las ideas que a veces huevos son.






30/11/11.- En Bacaramanga nada es inamovible. Ni siquiera una montaña que un día la encuentras robusta, imponente en la lejanía y al atardecer ha seguido la senda del sol para ponerse morena. Aquí todo cambia por decisión de un parpado. La Certeza a veces se enfada y se pasa el tiempo escribiendo largos legajos con sus convicciones. Los niños se ponen muy contentos porque cuando encuentran alguno lo usan de cometa. Volando andan las seguridades. Las letras que tienen vértigo a las alturas saltan asustadas sobre las nubes y estas se agitan como los perros mojados. A veces, sentados en la plaza, tomando algo caen letras en los vasos, que se retiran con los lapiceros de mina blanca que nunca sirvieron para otra función. Se dieron cuenta un día de verano, la mina es puro dulce. Las cucharillas sirven para lanzar las letras a los amigos. Hay gente que termina estas fiestas pareciendo un libro. Al llegar a casa su compañía le destapa…nunca antes hacer el amor fue tan instructivo.






1/12/11.- En Bacaramanga no existen Intermedios. Hace tiempo se dieron cuenta de que estos, los Intermedios eran como si la vida tuviese grietas y los cosieron. Había algunos que eran tan anchos que tenían que ponerse de acuerdo los de un lugar y los de otro. Se hablaban a gritos al borde de la hondonada y el eco jugaba con palabras haciéndolas diferentes. Era difícil el entendimiento. Por ejemplo: si uno decía “cariño” el del otro lado entendía mal y le mostraba a su hijo…Cosas así de bobas les pasaba. Los pájaros que de esto saben un rato porque también les pasa a ellos, quisieron ayudar y tomaban las palabras de una parte y las soltaban en la otra. Costó tiempo llegar a entenderse. Se fue pespunteando y a medida que desaparecían las grietas, la gente se sentía más y más contenta. Hubo quien en sus ratos libres hizo bordados primorosos, llenos de flores que olían a junturas. Dicen que los Intermedios servían para pensar hasta llegar al otro lado pero cuando se hacen largos y profundos no sirven más que para despistar y olvidar.

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