domingo, 21 de marzo de 2010

En Bacaramanga el amor sale por los poros. Son los amantes los que inician el camino porque andan iluminados. Un estado amoroso llega por sorpresa y tiene la entonación de un bolero, suave, alto y profundo…decadente. Porque el amor es un estado transitorio, que ilumina y da paso a la felicidad, que es mucho más sentida, como una balada. Y aquí todos bailan con todos y nadie conoce la tristeza ni dice nunca…nomeolvides.
En Bacaramanga hay un columpio en el árbol más alto de todos los arboles, en el prado mas índigo. Cuesta un poco llegar pero merece la pena el esfuerzo. Es un paseo que comienza con una decisión y solo se puede ir de vez en cuando. Sudando emoción te sientas en el columpio y te agarras fuerte. Un balanceo suave, unas flores que bailan y el mundo entero se mueve. En este árbol es el mundo quien se columpia.
En Bacaramanga no creen en la competencia. Siempre hace uno lo que puede y aunque no llegue no queda nunca el último. Porque el primero siempre espera y se cumple en grupo. No hay metas. Vivir es ya una ganancia que no tiene precio. Solo hay que estar atento y no dejar escapar ningún detalle.
En Bacaramanga pocas cosas se quedan sin resolver. Es fácil el entendimiento y la concordia. Para que nadie se aburra el viento en ocasiones sopla a ras de suelo y esconde algunas palabras, un papel importante o un sentimiento. Solo a la vuelta de la esquina. No se sabe cuál. Por eso aquí todas las esquinas son lugares de reunión y se celebra que todo salió bien. La espera se vuelve dulce y se toma con anís.
En Bacaramanga ya está todo preparado para el desfile. La alfombra es multicolor así que los trajes este año tienen que ser excepcionales. El público se coloca a los lados para aplaudir tal evento. Ya llegan! Están aquí! Brillan con luz propia! Con la suya y la de sus zapatos que son como lámparas portátiles.


Todos participan y la exposición solo tiene una pauta. Todo tiene que coserse con fino hilo de ironía.
En Bacaramanga hay días de cine. Hay momentos de película que deben ser plasmados en la negra cinta de celuloide. Unos días vemos filmes con historias imposibles y otros…podemos estar largamente disfrutando ante la visión lenta, grandiosa y real de momentos repetibles. Que solo de este modo se nos antojan vivos y son siempre vividos. El tiempo que toma un grano en despuntar…El baile delicioso del que escribe algo serio, esa mano que danza con la música de las palabras.
En Bacaramanga había una persona a la que le sucedían cosas inusitadas. Pensaba poco porque siempre pasaba algo cuando esto hacía y los vecinos le miraban de reojo, se notaba porque un par de moscas hacían de comparsa. Nació con un don que pocos consideran. Sabe predecir lo que pasó. Y no exactamente el momento. Cuenta como se sienten las lenguas ante un sucedido. Que si se marean antes las muchas palabras usadas…que si hubo excesos en la saliva antes de un beso, o como se tuvo que esconder cuando mandaron callar.
En Bacaramanga andan con desasosiego. Hace días que oyen toser al sol y la luna no para de moquear. Las estrellas miran curiosas estos fenómenos y en Bacaramanga se preocupan. No se puede ir a al fondo del mar sin abrigarse. Una sirena se ha casado con un pulpo gigante, uno de esos que viven en las profundidades. Invitaron a todos pero quien no sabe que a más profundidad mas fresquito? Y las estrellas no paran de pasarles pañuelitos y chocolate caliente.