martes, 22 de marzo de 2011

En Bacaramanga hay un lugar especial para el fin de año. No tienen un día, ni una hora para celebrarlo. Nadie avisa, se nota en el ambiente que debe ser así. El viento se torna oloroso, las hojas se ponen de canto y tararean brisas. El sol se tomara unos días de descanso. Concurren a un lugar donde dejaran lo viejo para que se airee hasta sentirse nuevo.



Se dejan los nombres y se reinventan unos a otros. El momento es hoy.
En Bacaramanga es preceptivo poner un cartel “No Tocar”. Se coloca en sitios estratégicos. En el pozo de los deseos; en el armario de los inventos; en la caja de las palabras o en el árbol cuyos frutos son el ansia de vida. No lo pueden remediar. Un “No Tocar” es igual que un “Animo Toca” que sale desde dentro del corazón. Y abren puertas, quitan tapas y comen frutas. Nada incita tanto ni produce tanta expectación.
En Bacaramanga a veces la vida se toma un descanso. Avisa con tiempo. Todos ordenan sus cosas. Las hojas flojas se abrazan a las ramas; las flores pegan sus pétalos con saliva para que no caigan; los riachuelos contienen la respiración, cesan la carrera. La gente se sienta en el mejor sillón y esperan en silencio. El impase se torna instante…Y todo vuelve a la normalidad. La vida volverá a jugar con todos los destinos.
En Bacaramanga hoy el sol brilla con más intensidad que nunca. Los rayos cantan y danzan por todas partes. Con esta alegría llevan dos días enteros y la luna que es paciente espera sentada debajo de una cascada. Le gusta el lugar y allí se acerca cuando siente que necesita llorar. Las emociones le hacen soltar unas lágrimas perladas que los peces aprovechan para hacerse collares.



Y es que todos están de fiesta. Una niña nació.
En Bacaramanga hay un lenguaje que no está escrito. No son palabras que son gestos. La cara, los brazos, el cuerpo dicen frases que todos entienden y los pies cantan ritmos. Es de crear corro alrededor de dos que tienen una acalorada conversación. Algunos no se aguantan y apostillan. Otros solo se balancean. Nadie puede estarse quieto y de tanto agitarse las palabras salen a borbotones como el gas de un buen champan.
En Bacaramanga hay un día que se usa para el recuento. Muy temprano despiertan y se ponen a la tarea. Mientras unos hacen exquisitos platos otros recopilan emociones. Terminaran en una gran piscina donde todos, después de comer se bañaran. Hay emociones con olor a café, otras a vermut. Unas tintan azules o naranjas. Todas están calientes y abren los poros. El aire terminara con ellas y el ciclo se iniciara de nuevo.
En Bacaramanga La vida es divertida y hace bromas. Los rayos de sol, al amanecer entran por las ventanas y te hacen cosquillas en los pies. Los peces te imitan si miras el agua. Algunos pájaros te dan cursillos para que nades en el aire. Las frutas se intercambian los sabores con las piedras. Todo esto produce mucha risa, tanta que hasta las casas enrojecen. Una buena lluvia de ideas les mantendrá ocupados.
 En Bacaramanga se armo un gran revuelo. Discutían el sol y la luna. Las estrellas, los rayos y las copas de los arboles estaban de acuerdo con la perla del cielo. Las aves, las plantas bajitas y las aguas pensaban que el sol tenía razón. Las nubes como siempre no sabían dónde ponerse. Al fin hicieron una prueba. Y la luna dejo de verse. La lluvia saco el pañuelo y le seco las lágrimas. Lo que no puede ser, mejor olvidarlo.
En Bacaramanga el frio es bienvenido. Puedes acercarte a la plaza, de la fuente mana chocolate caliente. Las abuelas hacen abrigos grandes, dobles, para usar en pareja. Son apreciados estos abrigos porque se comparten por necesidad y necesariamente el amor sirve de cinto. El frio hace que el agua parezca un espejo y las estrellas se pintan coloretes para verse. El frio aquí calienta el corazón. Nieva, caramelos de anís.
En Bacaramanga tienen teléfonos. No tienen listín. Cuando llego esta forma de comunicarse se repartieron los números al azar. Todos los días dedican un tiempo para usar el invento que tanto gusta, incluso si necesitas algo llamas. Marcas números sin mirar.  Es estupendo charlar con alguien que no esperas. Un buen rato comentando o bien solucionando una necesidad.  Los que llaman y contestan son imprescindibles. 
En Bacaramanga hay palabras de dominio público. Otras son propias y cuando las oyes sabes que esa persona está cerca. Estas palabras se suelen heredar de la familia o los amigos. Repetirlas y adoptarlas tiene su importancia. Si lo haces cerca de una planta esta desprenderá el olor de aquella persona que le daba vida. Usan e inventan nuevas porque no hay nada mejor que el sonido del recuerdo. Efluvios en rama de ti.
En Bacaramanga la Esperanza andaba liada. Siempre tenía un gesto cariñoso para todos y hacia galletas. Por las tardes salen a pasear y se acercan a su casa. Tiene un rosal hermoso y usan los pinchos para dejar el papel donde explican los deseos o las ilusiones. Ella al día siguiente les tendrá preparadas las galletas que serán de esas formas. Cada uno toma sus galletas y no hay nada mejor que comerse los anhelos a la puesta de sol.
En Bacaramanga tienen que resolver un problema. Muchos quieren estar a la vez en el mismo lugar. El campo se hizo grande para contenerlos a todos. Las casas se empeñan en decidir. Llamaron a la Inspiración que es una vieja descontrolada, sus ideas andaban en un cesto, todas sin pies ni cabeza. El viento que se las sabe todas entró y sugirió consultar a la Teoría. Todos alabaron la idea y se ahuecó tanto que la casa no tuvo más remedio que hacerse más grande.
En Bacaramanga pensaron que faltaba algo, no sabían que. Se corrió la voz con la brisa y andaban meditando que era aquello que se carecía. Los sueños imaginaron cosas imposibles y despertaron con nudos en las almohadas. Guiñaron los ojos por ver otras trazas…desayunaron a la hora de cenar…uno se dio cuenta. Habían olvidado a las sombras. La lluvia las moja y se tienden sobre las ramas para que se sequen. Secas y enfadas están. 
En Bacaramanga hoy tocaba mercadillo de abrazos. Una sonrisa es el precio que se paga por tan buen género. Se venden por unidades o al peso y todo el mundo quiere llevarse unos. Te los puedes llevar puestos o dejarlos encargados y el vendedor se pasara por tu casa para el reparto. Había ofertas espectaculares…Abrazo y beso por sonrisa y risa. Abrazo duradero por risa floja.



Vendedores y compradores cambian de lugar constantemente.
En Bacaramanga gusta trasnochar. La noche viene cargada de tranquilidad y la tranquilidad, de ideas. El sol se enfada porque no le invitan y al amanecer mira sorprendido las huellas de tanta creatividad. Les despierta porque quiere saber y ellos no se pueden levantar. Tienen sueño. Han llegado a un acuerdo. El sol se queda de noche, detrás de la luna para que no rompa la magia y al día siguiente saldrá más tarde.