martes, 22 de marzo de 2011

En Bacaramanga hay un lenguaje que no está escrito. No son palabras que son gestos. La cara, los brazos, el cuerpo dicen frases que todos entienden y los pies cantan ritmos. Es de crear corro alrededor de dos que tienen una acalorada conversación. Algunos no se aguantan y apostillan. Otros solo se balancean. Nadie puede estarse quieto y de tanto agitarse las palabras salen a borbotones como el gas de un buen champan.

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