viernes, 29 de enero de 2010

En Bacaramanga cuando viene un niño nuevo lo llevan enseguida a un estanque que hay debajo de un gran árbol. El estanque tiene unas aguas tan cristalinas que cuando los recién nacidos se asoman refleja la imagen que tendrán dentro de cuarenta años. No se puede guardar esta imagen más que en la memoria de la abuela paterna. Y todos andan detrás de ellas preguntando cosas y la abuela ya sabe que a este niño le gustaran las manzanas y tendrá un bello color.
En Bacaramanga no existen los noticiarios. Aquí cuando pasa algo corre como el agua de boca en boca. Todos participan en armonía para el buen funcionamiento de las cosas. Y no necesitan consultar al hombre del tiempo porque ya desde que nacen saben la temperatura. Si está muy fresquito son bajas y si el sol calienta las ideas es verano. Si hoy llueve…mañana puede que también o puede que no.
En Bacaramanga está lloviendo. Se recomienda salir descalzos, sin sombrero y con jarros. Hay que aprovechar esta lluvia regalada que por gracia de las nubes hoy tiene sabor a dulce. Llueve tanto que los peces de mar y del rio han quedado en el parque para jugar a las canicas con las caracolas y charlar, enseñarse las fotos de las fiestas y comentar los nuevos casamientos.
En Bacaramanga hay grietas en las paredes y a veces faltan tejas. Son ellas que tienen vida propia. Podrían cambiarse de sitio si les diese la gana. Si les gusta la fiesta se ponen a bailar o juegan al escondite de tejas. Cambian la dirección de las escaleras o abren una ventana si piensan que el sol entrara mejor. Esperemos que no quieran salir a navegar.
En Bacaramanga la risa se tiene en gran estima. Puedes sentir en los pies las gracias de las piedras que son, muy a su pesar los seres más chistosos del universo. Todos le echan la culpa al sol. Que parece soso pero les cuenta unos sucedidos tan graciosos que las piedras no pueden aguantarse. Los pies que son amigos de ellas se contagian y es normal ver a los de aquí riéndose solos o en multitud. Las sandalias de madera aíslan un poco porque siempre se ha sabido que la madera es mucho más comedida y solo sonríe entre las vetas.
En Bacaramanga tienen un sistema infalible para sentirse bien. Hay un altillo en mitad de la plaza. Y cuando quieren animarse en un nivel alto se suben a él. No tienen que decir nada, todos los que pasan y lo ven se quedan un rato vitoreándole. Y le dicen cosas como…”Tu luz nos ilumina!”; “las flores te copian el peinado!”; “Hueles como un amanecer!”;”Todo lo que haces nos entusiasma!”…cosas así y claro con estos ánimos todo lo que se emprende sale colosal.
.- En Bacaramanga había un pintor al que solo le gustaban las flores. Salía al jardín, se acercaba al campo y las olía con pasión. Luego en su casa se ponía un pincel en la nariz y conseguía los efectos más hermosos. No cabe duda alguna…el arte que sale por la nariz es el que huele mejor y para verlo solo te tienes que tener un pañuelo graduado cerca.
En Bacaramanga los puntos más débiles de las personas no se esconden. Al contrario, se ponen carmesíes, como los granitos. Nada hay que desprenda un color más emotivo que estos toques luminosos. Y jamás, digo jamás nadie los tomara como ventaja, al contrario la luz que emanan produce una gran tranquilidad. Y todos tienen alguna linternita consigo a la que aman.

miércoles, 20 de enero de 2010

En Bacaramanga. Susurrete al oído una frase y entraron te ganas de probar. Grité y te bebiste el mar entero. Ahora cuando alguien necesita sal te llama y aplaudes encima del caldero. Aquí no se escriben las recetas…una pizca, dos pizcas, tres pizcas…un aplauso, dos aplausos, tres aplausos…y todo sale a pedir de boca.
En Bacaramanga hay un artista que no para de trabajar. Y siempre busca tesoros y dice frases que a todos gustan…” Volvime loco de contento. Conténteme con cualquier cosa. Y la cosa enloqueció conmigo. Tanto duró nuestra locura que le hice un retrato y como estaba loco las líneas no representaban más que risas entrecortadas.”
En Bacaramanga los usos y costumbres no se hacen tradiciones. Cada día es una magnífica oportunidad para renovarse, inventar y disfrutar. Poseen lo que tienen pero solo por un instante, el tiempo suficiente para su disfrute, luego alguien lo retomara y se sentirá feliz con su momento, más feliz aún cuando pase de mano en mano y de boca en boca.
En Bacaramanga si tienes una idea diferente a los demás no te tienes que esforzarte. Es una increíble alegría lo que esto produce, montaran un lugar para oírte mejor, te aplaudirán cuando acabes y uno tomara nota en el envés de una hoja grande que tiene un tallo pequeño. Esta hoja se planta en la tierra y la planta que de aquí salga llevara tu nombre y cuando comen el fruto recuerdan cada una de las palabras que dijiste.
Un día en Bacaramanga el agua se ponía dura. Casi como las piedras grandes que tapizan el barranco. Miraban con expectación porque nada predecía este suceso. Se hicieron pedacitos con ella y descubrieron que venía muy bien para escribir palabras en el fuego. Son como las palabras de amor que hay que saber leerlas rápid ...o porque si no…se desvanecen en el ambiente y luego solo queda adivinarlas.
En Bacaramanga no para de nevar…todos están muy contentos porque aquí la nieve cae por horas. Cada hora tiene un color diferente y crea unos mantos espectaculares. La nieve no es fría, quizás un poco fresquita lo que da ánimos a tomar vino caliente y chocolate. Los churros, los han descubierto hace poco. Son perfectos para hacer letras y jugar a las palabras bonitas.
En Bacaramanga todo es excepcional. Tienen todo lo que pueden desear, buena salud, comodidades, buen tiempo…tanto es así que han decidido darse una tregua mensual. Un día todo sale mal. Te duele algo, se quema la comida, hace frio, no encuentras nada y los amantes no pueden…eso. Después de este maltrecho día todo vuelv ...e a ser excepcional, incluso los habitantes que ya apreciaban lo que es bueno ahora…lo valoran.
Cuéntame una historia que me mate de risa. Enséñame algo que me muera de gusto…y no olvides ese truco especial para resucitarme después…

lunes, 11 de enero de 2010

En Bacaramanga buscaban a uno. Miraron por todas partes y al fin lo encontraron. Es tan gustoso que te encuentren que a veces se esconden solo por eso. Ha terminado por ser una costumbre y todos los días juegan a ver quien está más contento al ser encontrado. Y han pensado hacer un laberinto para ensayar.
En Bacaramanga todo es excepcional. Tienen todo lo que pueden desear, buena salud, comodidades, buen tiempo…tanto es así que han decidido darse una tregua mensual. Un día todo sale mal. Te duele algo, se quema la comida, hace frio, no encuentras nada y los amantes no pueden…eso. Después de este maltrecho día todo vuelve a ser excepcional, incluso los habitantes que ya apreciaban lo que es bueno ahora…lo valoran.
En Bacaramanga no para de nevar…todos están muy contentos porque aquí la nieve cae por horas. Cada hora tiene un color diferente y crea unos mantos espectaculares. La nieve no es fría, quizás un poco fresquita lo que da ánimos a tomar vino caliente y chocolate. Los churros, los han descubierto hace poco. Son perfectos para hacer letras y jugar a las palabras bonitas.

lunes, 4 de enero de 2010

En Bacaramanga desconocen el suspense. Ellos han aprendido a recibir con la expectación debida las novedades. Estas llegan siempre por las mañanas, a primera hora para poder disfrutarlas todo el día. Las sientan en su mesa y comen juntos. A veces incluso se las comen a ellas. Magnificas las novedades rebozadas con salsa de primicias.
Un día en Bacaramanga pensaron que la buena suerte tenía que tener forma y que además era muy probable que anduviese por los caminos, en el aire, el agua. Se pusieron a buscarla y tropezaban unos con otros. En el rayo de luz que entra por las ventanas y que enseña miles de partículas que brillan y flotan…eso será la buena suerte? En el reflejo de una gota de lluvia que cae por una nariz? La suerte, está en todos los rincones, solo hay que barrerla con una escoba hecha con los dedos.
En Bacaramanga los del Carrefour venden galletas tipo que se llaman Recreo…que bonito es Bacaramanga!


Las galletas aquí desprenden un olor tan exquisito que sirven para que se acerquen los amigos. Se comparten, se usa el mismo vaso para remojarlas y siempre saben a beso de tornillo, solo si están mojadas en leche.

Esta fue la primera entrada al mundo de Bacaramanga. Que sea la primera del año.
En Bacaramanga, un día no conto, no salió en los calendarios y de dieron cuenta de que no pasaba nada. Seguirá saliendo el sol y la luna. Mantienen un orden para no liarse, que a la luna no le gusta ponerse morenita y al sol, le gusta tomar un vermut antes de comer. Y el tiempo solo lo miden los corazones de los habitantes de Bacaramanga, llevan un recuento y hacen estadísticas constantemente. Que no sirven más que para hacer cortinas.