lunes, 4 de enero de 2010

En Bacaramanga, un día no conto, no salió en los calendarios y de dieron cuenta de que no pasaba nada. Seguirá saliendo el sol y la luna. Mantienen un orden para no liarse, que a la luna no le gusta ponerse morenita y al sol, le gusta tomar un vermut antes de comer. Y el tiempo solo lo miden los corazones de los habitantes de Bacaramanga, llevan un recuento y hacen estadísticas constantemente. Que no sirven más que para hacer cortinas.

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