miércoles, 20 de enero de 2010

Un día en Bacaramanga el agua se ponía dura. Casi como las piedras grandes que tapizan el barranco. Miraban con expectación porque nada predecía este suceso. Se hicieron pedacitos con ella y descubrieron que venía muy bien para escribir palabras en el fuego. Son como las palabras de amor que hay que saber leerlas rápid ...o porque si no…se desvanecen en el ambiente y luego solo queda adivinarlas.

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