martes, 22 de marzo de 2011

En Bacaramanga hay un lugar especial para el fin de año. No tienen un día, ni una hora para celebrarlo. Nadie avisa, se nota en el ambiente que debe ser así. El viento se torna oloroso, las hojas se ponen de canto y tararean brisas. El sol se tomara unos días de descanso. Concurren a un lugar donde dejaran lo viejo para que se airee hasta sentirse nuevo.



Se dejan los nombres y se reinventan unos a otros. El momento es hoy.

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