miércoles, 4 de noviembre de 2009

En Bacaramanga todo es tan especial que amanece cuanto sale el sol y comienzan las sombras a revolotear por todas partes. No se pueden estar quietas y odian la soledad. A llegar la tarde andan cansadas y solo salen a ver la luna las mas atrevidas estas se bañan en los pequeños charcos que deja el rocío. Cuando las sombras tocan algo le dan un sabor dulce y huele a calma.

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