lunes, 20 de septiembre de 2010

En Bacaramanga pasan cosas inesperadas. Brilla el sol, salen a merendar a la playa y llueve inesperadamente. No es el cielo que se molestó porque no fue invitado. Son los peces voladores que se sacuden y como están emparentados con los cangrejos…todos se comerán la merienda. Y no es de penar. Los cangrejos sueltan por detrás unas perlitas azules con las que se hacen los colgantes más bellos. Sirven para el verano porque siempre están muy fríos y se pueden chupar largamente.

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