lunes, 20 de septiembre de 2010
En Bacaramanga hay una orquesta donde todos son instrumentistas. Son todos voluntariosos y gracias al buen oído que poseen todo suena muy acompasado. No es secreto el que las moscas se colocan cerca, se sientan en las orejas y son las que van ayudando a todos para que cada nota este en su sitio. Las moscas son unas melómanas increíbles. Hay un chico especial que no necesita moscas. Cuando él toca lo hace tan bien y le trasmite tanta pasión que todos se convierten en público. Tiene que parar de vez en cuando porque su música hace olvidar la respiración.
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