lunes, 20 de septiembre de 2010
En Bacaramanga con un solo ojeo pueden reconocer como se viste el día. Si el sol anda despistado los verdes se tercian oscuros y son las mariposas las que con paciencia tienen que decorar los campos. Si la luna se resfría y suda algodón serán las veletas las que giren para escampar las torundas. Y la gente suele cerrar los ojos mientras desayuna porque el olor a fresco lo invade todo y el café se hace rocío.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.