jueves, 23 de septiembre de 2010

En Bacaramanga hubo mercado y todos se pusieron colores por montera. El nuecero llevo las más hermosas nueces. El abichuelero hizo gala y collares de tan brillantes que eran. Las manzanas tenían un color espectacular y los tomates que llegaron verdes sonrojaronse por el aplauso. Y el rocío ante la idea de ser pendientes en orejas finas se vistió magenta y en copas camino por entre las mesas. Nadie se comió nada por respeto. 

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