viernes, 20 de noviembre de 2009
En Bacaramanga no hay reservas. Todo se hace bajo el sol o la luna, según toque y así se vea bien. No se reserva nada para los días especiales porque todos los días son importantes. No se reserva habitación porque aquí no hay hospederías. En todas las casas se deja en la entrada unas pantuflas para que el que llega se las ponga y se sienta como en casa. Se agradece el detalle contando las historias más increíbles que todos escucharan con placer. Los que tienen mucho que contar no se van nunca.
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